21 de abril de 2013

Una sonrisa que te haga feliz


Dicen, los que saben, que primero es la sonrisa y después la sensación de alegría o felicidad. Dicen, los que estudian cómo el cerebro procesa la información, que la risa produce una sensación de bienestar generalizado en el cuerpo. Dicen, los científicos, que existen unas neuronas espejo que hacen que la risa sea contagiosa, mucho más que las emociones negativas como la tristeza o el enojo. Dicen que la risa es salud y de hecho existe la risoterapia. Dicen.

Yo, a todo esto digo, que no sé si primero lo aprendí de los que dicen o por mí misma, pero sé que la risa me salva. Decía mi madre, recuerdo, que yo era un cascabel, siempre riendo, de oreja a oreja, a todo momento, salvo que me alunara. Puedo decir entonces, siguiendo a los que dicen y saben, que siempre fui una persona alegre (primero la risa después la alegría). Y eso me ha beneficiado en millones de circunstancias. Con una sonrisa consigo lo imposible y lo posible de una mejor manera. Con una sonrisa muchas veces logré que no me reten cuando me había mandado una macana, con una sonrisa logré que otro se riera aunque no tuviera ganas (por eso que dicen los que saben que la risa es contagiosa), con una sonrisa estoy segura que puedo lograr lo que quiera o mucho más de lo que lograría si no sonriera. Pero sobre todo con una sonrisa, dicen los que saben, soy feliz.

Alguien una vez me dijo que, como alguna vez cantó Louis Armstrong, cuando yo sonrío el mundo entero sonríe conmigo y cuando yo me río el sol brilla. No sé si será cierto, pero por las dudas yo no dejo de sonreír.

Y si después de haber leído sobre risas y sonrisas todavía no estás sonriendo, te dejo una imagen (porque la risa es contagiosa) que seguro hoy te va a hacer sonreír. 



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